lunes, 7 de noviembre de 2011

Desde la la Albufera hasta la luna

Exactamente no se cual será la distancia que comparta el agua de la albufera hasta la luna pero en muchas ocasiones me gusta sentarme a pensar cuantas gotas quedarán desde el agua hasta el cielo, y digamos que ahora más que nunca dispongo de todo el tiempo del mundo para poder contarlas, como si se tratase de gotas de agua dispuestas a pasar por tu vida como si de puntitos se tratase, una detrás de otra con la fuerza y la claridad que delimita los espacios dispuestos a llenarse.
Mi nombre es Lau, dispuesta a llamarme así por aquellos dispuestos a acortar los nombres, digamos que una manera cercana de pronunciarse antes y ser menos común, aunque en esta vida de cosas comunes sin duda aunque una quiera hacerse distinta termina mezclándose con todos, como el agua o quizad los puntitos hasta llegar a la luna.
Digamos que las letras siempre han sido buenas amigas, siempre han tenido esa fuerza que caracteriza a las piscis pero la vida misma o los momentos más pobres hacen que se vayan secando las ganas, tanto que no sabes donde poner la silla para ver si de alguna manera llega la inspiración.
Una persona común que se quedó en el camino de lo que el resto de personas que tienen a su alrededor siguieron, se quedó sin trabajo pasando la treintena mientras a estas edades todo el mundo se levanta temprano para ganarse el pan, se quedó pensando cuando iba a ser mami mientras acompañaba a todas sus amigas, absolutamente todas a preparar la cuna para sus bebes ... una persona común en el espacio de siempre empezando de nuevo cada día.
Y es que en los tiempos que corren volver a empezar empieza a ser más común de lo que una puede imaginar.
El mar es una de mis pasiones y mi sello de firma la albufera que resplandece cerquita de mi tierra, un lago enorme y precioso que guarda con cariño un significado importante en distintos espacios de mi vida y como no la preciosa luna donostierra junto con sus amaneceres verdes que este último año me han despertado y casi salvado de la caida en picado tras los últimos golpes de suerte.
Y si, lo primero que hice cuando subi por segunda vez a perderme en las tierras de Mari fue comprarme un libro de euskera que a día de hoy permanece encima de la televísión porque se hizo demasiado complicado pronunciarlo todo de una vez y para que mentir quizad porque las ganas también se debieron quedar en otro sitio.
Este último año ha sido un año de cambios, unos buenos y otros no tanto pero en general nuevos y como no una nueva etapa fruto de la conexión tras fusionar el norte con levante, Mc Phisto; un chicarron del Norte con buen humor y corazón más grande que me acompaña en el camino de los baibenes diarios y por el que empiezo de nuevo a escribir, y es que a veces las noches de juerga no terminan siendo tan catastróficas a estas edades pueden dar lugar a nuevas ideas como romper parte de la monotonía escribiendo cualquier cosa.
En fin amigos, bienvenidos a la Albufera y la Luna, espero que sea de vuestro agrado. Muxus

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